domingo, 3 de febrero de 2013

ANTECEDENTES A LA PERIDA DE TEXAS (Independencia de Texas)

INDEPENDENCIA DE TEXAS:

La guerra de la Independencia de Texas (o Revolución de Texas) tuvo lugar entre el 2 de octubre de 1835 y el 21 de abril de 1836. Las partes en conflicto fueron México y la provincia de Texas, perteneciente por aquel entonces al Estado de Coahuila y Texas.
Los problemas entre el Gobierno mexicano y los colonos anglosajones en Texas comenzaron con la promulgación de la constitución centralista de 1835, conocida como las Siete Leyes. Esta nueva legislación, promulgada por el presidente mexicano Antonio López de Santa Anna, dejaba sin efecto la antigua Constitución federal de 1824. Poco tiempo después, surgieron pronunciamientos en varias regiones del país. La guerra comenzó en territorio tejano el 2 de octubre de 1835, con la Batalla de González. Rápidamente, las fuerzas tejanas tomaron La Bahía y San Antonio Béjar (la actual ciudad de San Antonio), aunque pocos meses después serían derrotadas.
Después de algunas victorias mexicanas, la guerra terminó inesperadamente con la Batalla de San Jacinto, a más de 300 kilómetros de la actual ciudad de San Antonio. En ese lugar, el general Samuel Houston condujo a los rebeldes tejanos y a los voluntarios estadounidenses a la victoria sobre una parte de las tropas mexicanas, al mando de Santa Anna, saldándose con el general capturado tras la batalla. Tras la conclusión de la guerra, se formalizó la independencia de la República de Texas. Los Estados Unidos se anexionaron Texas en 1845, y las reclamaciones de ambas partes no quedarían finiquitadas hasta la intervención estadounidense en México, que se prolongaría entre 1846 y 1848.


EL ORIGEN DEL CONFLICTO:

El pánico de 1819 sumió a los Estados Unidos en una grave depresión económica. Un hombre de negocios llamado Moses Austin perdió su liderazgo en los negocios de manufactura durante esta época. Después de un viaje a Texas, diseñó un proyecto para atraer colonos estadounidenses a la región, hecho que ayudaría a España (colonizadores todavía de la región) a desarrollar el territorio, ayudándolo a dar un gran salto en su carrera como negociante. En 1820 solicitó una concesión española para asentar a 300 familias anglosajonas en el territorio tejano.
Su hijo, Stephen F. Austin, le ayudó a conseguir gente dispuesta a tal aventura. A finales de 1820, Moses Austin recibió la concesión del Virreinato de Nueva España, pero murió en junio del año siguiente. Stephen F. Austin heredó la concesión otorgada a su padre e inició formalmente la colonización. Debido a la crisis económica estadounidense, no tuvo ningún problema en encontrar las 300 familias estipuladas en el convenio.

 La independencia de México y la colonia texana

Los planes de Austin para la colonización fueron diseñados de acuerdo con las leyes vigentes en México durante aquellos años. La declaración de la independencia mexicana por parte del cura Miguel Hidalgo y Costilla, en 1810, dio inicio a once años de guerra. Parecía que el triunfo final sería para el bando español, hasta que en 1821 algunos generales criollos, entre ellos, Agustín de Iturbide, sellaron una alianza con los insurgentes mexicanos, hecho que determinaría el fin de la Guerra de Independencia de México, con la victoria de los independentistas.
En diciembre de 1821, los colonos de Austin llegaron por tierra y mar a las inmediaciones de San Felipe. Para desgracia de Austin, el nuevo Gobierno mexicano no reconoció el acuerdo firmado con los españoles. Entonces viajó Stephen a la Ciudad de México, y tras una labor de tres años, la concesión española fue aceptada gradualmente por el poder mexicano. A lo largo de este período, Austin aprendió a hablar español y se hizo amigo muy cercano del insurgente mexicano José Antonio Navarro. En los años siguientes, trabajaron juntos para llevar más colonos a Texas.
Según los términos del acuerdo, todos los colonos debían convertirse al catolicismo, mostrar "solvencia moral", obtener la nacionalidad mexicana y cambiar sus nombres ingleses por su equivalente en español. Cada uno de los colonos sería dotado con cerca de 4.000 acres (unos 16 km²) de terreno. Los colonos sajones se autodenominaban "texians", y los latinos, "tejanos". La colonia floreció, y hacia 1829 tenía una población de 18.000 personas. El propio Navarro se convirtió en propietario de más de 25.000 acres (101 km²) de tierra en 1830.

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