La intervención estadounidense en México o guerra Estados Unidos-México fue un conflicto bélico que enfrentó a México y a los Estados Unidos entre 1846 y 1848. Este conflicto armado se inició por las pretensiones expansionistas de los Estados Unidos de América, cuyo primer paso fue la creación de la República de Texas —a la que el gobierno mexicano consideraba un territorio rebelde que podía reconquistar—, sobre una parte del territorio de Coahuila, Tamaulipas, Chihuahua y Nuevo México; este hecho, sumado a la demanda de indemnización al gobierno mexicano por los daños causados en Texas durante la guerra de independencia de ese antiguo territorio coahuilense y los intereses estadounidenses en adquirir los territorios de Alta California y Nuevo México, provocaron la invasión al territorio mexicano por parte del ejército estadounidense.
ANTECEDENTES:
Ya desde 1809 se habían observando pretensiones expansionistas por parte de los Estados Unidos. El Virrey de la Nueva España (México aún no era independiente) de aquel entonces inicia negociaciones con el gobierno de Washington para precisar límites entre la frontera norte novohispana y Estados Unidos. De esta manera consideraba que se frenarían los ímpetus de este país. Las gestiones del ya frágil gobierno virreinal español (que en plena guerra de la independencia española contra Francia iba perdiendo el control sobre sus colonias en América) concluyen con la firma del Tratado Adams-Onís, por el que España cede Florida, ya ocupada por tropas estadounidenses; a cambio Estados Unidos se compromete a no hacer más exigencias territoriales (Francia también les había vendido la Luisiana en 1803). También el gobierno estadounidense había pedido a la corona española el entrar en territorio novohispano con muchas facilidades a cambio de ser leal a la corona española, profesar la religión católica y hacer producir las tierras, condiciones que obviamente los estadounidenses desconocieron.
En 1821 México consiguió su independencia de España. Los Estados Unidos deseaban que continuaran las facilidades para la posesión de tierras, que el gobierno mexicano permitió. En 1822, el gobierno estadounidense reconoce a México como nación independiente y envía a Joel Roberts Poinsett como representante para firmar un tratado de amistad y comercio. Se firma un tratado de límites, pero el gobierno de Estados Unidos intenta anexionar Texas en 1825 ofreciendo un millón de dólares por la compra del estado. La propuesta se elevó a cinco millones dos años después, pero en ambos casos fue rechazada por México.
Hacia 1834 muchos colonos estadounidenses se habían establecido en Texas, que formaba parte de México, con el permiso del gobierno mexicano; Moses Austin fue uno de los principales promotores la llegada de inmigrantes anglosajones a Texas. Esta corriente fue alentada y apoyada también por Andrew Jackson cuyo antiguo colaborador, Samuel Houston, jugó un papel importante en el desenlace de esta invasión pacífica.
A los mexicanos les parecía injusto que los colonos estadounidenses hubieran recibido tierras gratis en Texas con unas condiciones que ellos consideraban generosas mientras que a los colonos les resultaban injustas u onerosas, como la prohibición de tener esclavos que era ilegal en México, la obligación convertirse en católicos, y además, acostumbrados a impuestos bajos y a una mayor libertad de comercio. Cuando se terminó el período de importación libre que les había concedido el gobierno mexicano, se negaron a pagar tributos y apoyaron el contrabando de productos mucho más baratos que traían naves estadounidenses a través del Golfo de México. La subida al poder de Antonio López de Santa Anna, que estableció un régimen centralista y represivo y pretendió el desarme obligatorio de los colonos, empeoró la situación más adelante.
Algunos prominentes generales como Manuel Mier y Terán, que era general comandante de los Estados Internos de Oriente, hicieron que el congreso de México en los tiempos en los que gobernó Anastasio Bustamante aceptara una serie de propuestas entre las que figuraban las siguientes:
- Que Texas fuera habitada por españoles mexicanos.
- Establecer Fortines entre Texas y los Estados Unidos.
Texas declaró su independencia de México en 1836, habiendo un único mexicano, Lorenzo de Zavala, participante en ella, siendo todos los demás «texanos mexicanos rebeldes» (originarios de varios y diversos estados de Estados Unidos). Tras sufrir varias derrotas (la más conocida fue la batalla de El Álamo), los rebeldes vencieron finalmente a las tropas al mando de Santa Anna en la batalla de San Jacinto, capturando al presidente; este firmó en prisión el Tratado de Velasco, en el que reconoció la independencia del nuevo estado y la frontera del río Bravo. México desconoció la validez del Tratado, la independencia de Texas y el nuevo límite fronterizo (el límite entre los estados de Tamaulipas y Texas era el río Nueces). En los años siguientes se produjeron algunas incursiones militares de tropas mexicanas que llegaron a ocupar San Antonio pero que acabaron replegándose en cada ocasión al sur de río Bravo.
En 1845 Texas ingresó como parte de Estados Unidos con categoría de estado y ese evento desencadenó los sucesos que habrían de conducir a la guerra. Ese mismo año crecieron las tensiones entre los dos países sobre estos territorios cuando el gobierno de EE.UU. ofreció pagar la deuda mexicana a los colonos estadounidenses si México permitía que EE.UU. le comprara los territorios de Alta California y Nuevo México, siendo rechazada la propuesta por el gobierno mexicano, rompiéndose las relaciones diplomáticas entre ambos países vecinos y se retiró de Washington el representante del gobierno mexicano, Juan Nepomuceno Almonte.
El envío de tropas por el presidente estadounidense James K. Polk al territorio disputado en la frontera texana, entre el río Bravo y el río Nueces, acabó desembocando en el primer enfrentamiento entre tropas de ambos países, que se produjo el día 25 de abril de 1846 al norte del río Bravo, en el lugar llamado Rancho de Carricitos, cuando una patrulla estadounidense de 63 hombres, al mando del capitán Seth Thornton que estaba en misión de exploración fue emboscada por fuerzas al mando del general Anastasio Torrejón.
Este enfrentamiento le dio a James Polk el motivo para pedir la declaración de guerra contra México, por lo que el Congreso de Estados Unidos declaró la guerra a México el día 13 de mayo de 1846, lo que le permitiría conservar Texas y apropiarse de los codiciados territorios de la Alta California y Nuevo México como indemnización de guerra. Finalmente se terminaría el enfrentamiento armado y la invasión de casi todo el territorio mexicano con la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo y la desocupación de la capital de México a partir del 2 de febrero de 1848.
DECLARACION DE LA GUERRA:
El gobierno estadounidense hizo caso omiso de la opinión mexicana de que el límite de la frontera sur de Texas era el río Nueces y ordenó al general Zachary Taylor establecer tropas entre los ríos Nueces y Bravo. Para México se trataba de una ocupación de territorio perteneciente a Nuevo Santander, territorio mexicano en esa época, que abarcaba lo que hoy es el Estado de Tamaulipas y el territorio al norte del río Bravo (río Grande) hasta el río de las Nueces. El general Pedro Ampudia envió al general Taylor una carta intimándole que deshiciera su fuerte y se retirara hasta más allá del río Nueces. La carta fue ignorada, y las tropas estadounidenses avanzaron más al sur, hasta la desembocadura del río Bravo, donde comenzaron a construir el Fuerte Brown.
El primer choque armado se produjo el 24 de abril de 1846 en un lugar llamado Rancho Carricitos, que se encuentra en Texas, al norte del río Bravo y cerca del actual territorio mexicano de Tamaulipas, cuando una patrulla estadounidense de 63 hombres, al mando del capitán Seth Thornton que estaba en misión de exploración fue emboscada por lanceros al mando del general Anastasio Torrejón
Inmediatamente el presidente Polk solicitó al Congreso una declaración de guerra, iniciando su discurso con las famosas palabras: «Sangre estadounidense ha sido derramada en suelo estadounidense...» (El enfrentamiento se había producido en la zona de territorio que EE.UU. reclamaba como propio). El congreso de EE.UU. declaró la guerra el 13 de mayo de 1846. Los estadounidenses norteños y los whigs (republicanos) generalmente se opusieron a la guerra mientras que los sureños esclavistas y los demócratas tendieron a otorgar su apoyo. Por su parte, el general Taylor inició las hostilidades aún sin haber recibido la noticia de la declaración de guerra formal entre los dos países y así presentó batalla a los mexicanos al mando de Arista en Palo Alto y en la Resaca de la Palma o Resaca de Guerrero, el 8 y 9 de mayo.
México declaró la guerra diez días después, el 23 de mayo de 1846, enfrentando así una guerra para la que no estaba preparado ni económica, ni militarmente, teniendo un ejército que resultó no siempre equipado para el combate, y según el historiador Vicente Riva Palacio, en su obra México a Través de los Siglos, citado por Humberto Mussachio: «sus jefes, más preocupados por obtener empleos bien remunerados y otros privilegios, principalmente Santa Anna actuaron, con sus excepciones, impulsados por la cobardía y la traición.