Comercio
Los superintendentes estaban aliados con los comerciantes por lo que era difícil romper con el monopolio comercial. Fue con la llegada de José de Gálvez y la apertura del comercio que se logró romper con esta red de comerciantes y superintendentes. En 1770 el libre tráfico comercial fue autorizado para las Antillas, se permitió comerciar con Perú y Nueva Granada. Hubo una serie de puertos donde se estuvo comerciando libremente y por otro lado se crearon los consulados de Veracruz y Puebla. Todo ese movimiento dio como resultado la ruina de los comerciantes y llegó a su último e irrevocable término cuando “el 28 de febrero de 1789 Carlos IV declaró que el reglamento del Comercio Libre se extendía al virreinato de Nueva España.”
La minería, al igual que la tierra, era la espina dorsal de la economía de la Nueva España por lo que las reformas se adaptaron a esta situación. Juan Lucas de Lazaga junto a Joaquín Velázquez de León propuso unas reformas encaminadas a financiar las actividades mineras, reducir las cargas fiscales, solucionar los conflictos entre mineros (originados por la posesión de una mina o el desagüe de un conjunto de minas en la mayoría de los casos), precisar o reformar el contenido de las ordenanzas mineras vigentes y dotar al gremio de los mineros de un organismo directivo.
En otras palabras, proponían la minería como actividad productiva de la cual se autorizaran varios puntos como: una organización gremial, publicar nuevas ordenanzas, crear un banco de avío, crear una escuela de minería con técnicos de alto nivel. De esta manera se constituyó el cuerpo de minería. Velázquez de León quedó como presidente y Joaquín Velázquez, como secretario de minería. Se crearon las nuevas ordenanzas y se llevaron a cabo los puntos que se habían propuesto anteriormente. Hubo cambios en la minería, en 1784 se creó un banco de avío, en 1792 se creó el seminario de minería.
La creación de nuevos consulados provocó rivalidades entre los comerciantes de la Ciudad de México y los nuevos grupos de comerciantes que surgieron a raíz de las reformas.
Militar
Las posesiones americanas de la Corona eran vulnerables a los ataques externos. En realidad este problema se solucionó hasta cierto grado ya que no se creó una armada para la defensa de los puertos americanos, teniendo como dos únicas defensas la armada peninsular, que era llamada cada vez que se presentaban conflictos de alto grado y, por otra parte, la nueva institución militar que tenía guarniciones cercanas a las costas. Desde el momento en que España colonizó América hubo un interés de otras potencias por obtener posesiones. Los ingleses con sus colonias al norte al igual que Holanda, y los portugueses al sur con Brasil.
El Caribe se convirtió en un área de disputa, las potencias querían hacerse por lo menos de una isla para tener presencia. De esta manera Inglaterra, Francia, Holanda, Dinamarca y Suecia se beneficiaron de la piratería y del contrabando del comercio, “España tenía la vaca pero otros se bebían la leche”.
La defensa española no fue efectiva, las milicias que salvaguardaban las costas sólo podían brindar protección en los puertos. Una vez que las embarcaciones dejaban tierra estaban expuestas a recibir un ataque de corsarios o de piratas, por lo que era necesaria la creación de una armada americana que nunca se realizó.
Clero
Los jesuitas constituían una amenaza para la corona española. Tenían una economía sólida y un gran valor en la sociedad, para el rey esto significaba tener un estado dentro de su propio estado. Los jesuitas fueron expulsados de los territorios de la corona española –incluyendo los dominios ultramarinos- a través de la Pragmática Sanción de 1767 dictada por Carlos III el 2 de abril de 1767. Se introdujeron párrocos seculares, misioneros franciscanos, así como un nuevo obispo. Esto trajo como consecuencia un problema con los indígenas; cuando comenzaron a considerarlos como individuos, éstos aún no estaban preparados, ya que estaban acostumbrados a los cuidados que los jesuitas les brindaban. Con la expulsión de los jesuitas quedaron desamparados.
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