martes, 25 de septiembre de 2012

horizontes culturales





La historia de Mesoamérica se divide en horizontes culturales o periodos. El nombre puede cambiar de acuerdo con los autores consultados, pero en general se acepta la división en tres grandes. Se aclara que las fechas de conclusión de cada uno de los periodos también dependen del desarrollo histórico de cada cultura o área cultural.
  • Período Preclásico (2000 a.C-300 d.C.)

El comienzo del Período Preclásico es definido casi siempre a partir de los indicios más antiguos de la fabricación de cerámica. Los más antiguos de ellos fueron encontrados en Guerrero, cerca de la localidad de Puerto Marqués, y se calcula que datan del año 2440.
  •          Preclásico temprano

Los primeros 1.300 años de este período son definidos como Preclásico Temprano. Se trata de una dilatada época en la que se van desarrollando lentamente los rasgos característicos de Mesoamérica. En este tiempo, los procesos de sedentarización y la práctica de la agricultura se hallan plenamente consolidados. No obstante, los mesoamericanos del Preclásico Temprano debían complementar sus actividades económicas con pesca, recolección y caza. La gente vivía en pequeñas aldeas de casas de barro, con una población reducida. 
·         Preclásico medio

El desarrollo de estas aldeas es considerado como el marcador del inicio del Preclásico Medio. La vida aldeana se volvió más compleja, y se establecieron redes de intercambio interregional entre las poblaciones dominantes. En virtud de esas redes, algunas de las grandes aldeas extendieron su influencia en regiones muy amplias de Mesoamérica.
Cultura olmeca


 El término "olmeca" significa en lengua náhuatl "gente del país del hule.                                                                    
Durante este periodo tiene lugar el desarrollo de la cultura olmeca, que resume todos los desarrollos culturales de los mesoamericanos de aquel tiempo.
De esta cultura son los primeros indicios de escritura y del uso de calendario, utilizan también la geometría, los olmecas sería también los iniciadores del juego de pelota, actividad popular también en otras culturas de la región con fines recreativos y ceremoniales.
Debieron tener una estructura social muy compleja que les permitió desarrollar su escultura y arquitectura monumentales. Los principales sitios de esta cultura son La VentaTres Zapotes y San Lorenzo, habitó en las tierras bajas del centro-sur, aproximadamente en el estado de Veracruz y Tabasco. También se ha encontrado evidencia de ellos en Teopantecuanitlán (Guerrero), y en Chalcatzingo (Morelos), y se presume que sus relaciones con las áreas oaxaqueñas y maya contribuyeron con el desarrollo cultural de esas regiones.
La historia de los olmecas se divide en tres periodos:

v  La cultura de San Lorenzo Tenochtitlán: fue de esta área donde comenzó a surgir las características de esta civilización, cuyo ascenso fue probablemente ayudado por la zona de llanuras aluviales que favorecía una alta producción de maíz. Hablando acerca de si la alta concentración de población en San Lorenzo y el desarrollo de elite que finalmente condujo a los olmecas a dominar y fue la base para el desarrollo de una refinada cultura mesoamericana.

v  La cultura de La venta: San Lorenzo fue abandonado, en ese período se volvió importante el centro ceremonial de La Venta. Este movimiento migratorio podría haber sido por cambios ambientales que llevó incluso a cambiar el curso de algunos ríos importantes. La Venta fue un centro olmeca importante hasta los años durante este período, se construyeron la Gran pirámide y otros monumentos ceremoniales complejos en este centro. Aunque el centro ceremonial La venta había agotado su papel importante como centro olmeca. (Pirámide de La Venta, Tabasco. La más antigua de Mesoamérica.)

v  La Cultura de Tres Zapotes: Tres Zapotes se refiere a la tercer capital principal de los olmecas. Su ocupación fue aproximadamente al mismo tiempo que en la Venta, pero tuvo incluso población después de los olmecas.
ACTUALIZADO POR :DENNIS ESCALANTE COSMES

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Horizontes Culturales


Horizontes culturales: Preclásico, Clásico y Posclásico


Un horizonte cultural es un periodo de desarrollo histórico en el cual predominan algunas tendencias generales en la forma de vida, las creencias, la cerámica y la arquitectura.

Horizonte Preclásico

El horizonte "Formativo" o "Preclásico" abarca desde el 1,500 a.C., cuando comenzaron a desarrollarse las primeras aldeas agrícolas, hasta el año 200 d.C, periodo en el cual se consolidó una de las grandes civilizaciones de Mesoamérica: la olmeca.
La agricultura cambió la forma de vivir de la gente; le permitió establecerse en aldeas y comenzó una forma de vida sedentaria pues la cosecha aseguraba comida para todos y ya no hubo necesidad de ir de un lugar a otro en busca de alimento. Poco a poco la población aumentó y las aldeas crecieron. Sus habitantes aprendieron a hacer ollas, cántaros y platos de barro. Trabajaban la piedra y domesticaron animales como el guajolote, el pato y un perro llamado "itzcuintli".
Con el tiempo, algunas aldeas se convirtieron en ciudades y centros ceremoniales como Cuicuilco, construido a orillas de uno de los lagos que había en la cuenca del valle de México. En el Preclásico, Cuicuilco fue el poblado más importante de esa región. De esa población sólo se conserva una pirámide de base circular, rodeada por el pedregal que formó la lava del Xitle, un pequeño volcán en las faldas del Ajusco cuya erupción destruyó el sitio.
El proceso de crecimiento aldeano, que tuvo lugar en varias partes de Mesoamérica, habría de culminar con el establecimiento de la cultura olmeca. Surgida en tierras cálidas y húmedas de la costa del Golfo de México, esta cultura estuvo favorecida por la abundancia de agua; su poder y vigorosa influencia se extenderían por toda el área y más allá de sus fronteras.

Horizonte Clásico:

La revolución del Preclásico permitió el surgimiento de nuevas culturas: los teotihuacanos, los zapotecas y los mayas, quienes crearían las más exquisitas civilizaciones de Mesoamérica.
Tras la revolución urbana que caracterizó al Horizonte Preclásico, los pueblos mesoamericanos iniciaron un periodo de gran desarrollo: crearon avanzadas técnicas agrícolas como las terrazas, las chinampas, el sistema de roza y una serie de obras hidráulicas que posibilitaron el riego mediante canales.
La producción de un excedente agrícola y alimentario permitió la especialización de los artesanos. Así, durante este horizonte nacieron los más grandes albañiles, tejedores, pintores, alfareros, lapidarios y ceramistas del México antiguo. Asimismo, la suma de los excedentes y la producción de los artesanos permitió la aparición de grupos expertos en el comercio, mismos que recorrieron el territorio mesoamericano realizando intercambios.
Las sociedades clásicas del México prehispánico se caracterizaron por una marcadísima división social: sacerdotes, jefes militares, nobles y algunos comerciantes de gran importancia constituían grupos privilegiados. Mientras que el resto de la población -integrada por agricultores, artesanos y trabajadores empobrecidos- constituían otro gran grupo social.
La mayoría de las civilizaciones clásicas eran dirigidas por medio de teocracias, en las cuales los sacerdotes y los gobernantes ejercían el poder absoluto, aunque hacia el final del horizonte los grupos militares se fortalecieron a tal grado que lograron compartir el poder con los sacerdotes y los gobernantes.
Durante este horizonte, en todo el territorio mesoamericano se difundió el culto al dios de la lluvia y el juego de pelota como actividad ritual.
Asimismo, durante esta etapa los pueblos mesoamericanos perfeccionaron la escritura jeroglífica, los sistemas matemáticos vigesimales y los calendarios civil y ritual.
Entre los años 600 y 900 los Estados mesoamericanos más poderosos se extinguieron por causas aún desconocidas, aunque sus tradiciones culturales sobrevivieron a este horizonte.
Las civilizaciones más importantes del periodo Clásico en Mesoamérica fueron la teotihuacana, la maya y la zapoteca, aunque las dos últimas continuaron su desarrollo durante el Horizonte Posclásico.
La civilización teotihuacana es considerada como la más representativa del Horizonte Clásico. Su vida se prolongó durante poco más de diez siglos y alcanzó su esplendor entre los años 300 y 600. Los teotihuacanos -al igual que los olmecas- influyeron de manera decisiva en Mesoamérica; las evidencias de su importancia se encuentran incluso en territorios pertenecientes a Aridoamérica, tal es el caso de los vestigios hallados en Chihuahua, Durango, Nayarit y Zacatecas.
Los teotihuacanos fueron grandes agricultores y artesanos. Sus obras arquitectónicas, artísticas y artesanales aún nos maravillan gracias a las pirámides del Sol y la Luna, las espléndidas pinturas y grabados en piedra de sus templos y casas, y su cerámica, misma que se convirtió en un modelo a seguir por la mayoría de los pueblos mesoamericanos.
Hacia el año 750, Teotihuacan fue invadida y parcialmente destruida por guerreros provenientes de Aridoamérica. Comenzaba el principio del fin, mismo que llegaría con el abandono de la ciudad debido a la sublevación de las poblaciones tributarias y la crisis ecológica. Tras estos fenómenos, su población emigró a otras regiones de Mesoamérica y llevó consigo su cultura.
Por su parte, los mayas comenzaron a desarrollarse en una amplia zona que cubre casi todo el sureste de México. Al igual que las restantes civilizaciones clásicas, sus principales actividades fueron la agricultura, la producción artesanal, el comercio y la pesca.
A ellos debemos la construcción de grandes urbes, así como Palenque y Bonampak en el actual estado de Chiapas, como Tikal y Piedras Negras en Guatemala y Copán en Honduras.
Los zapotecas se desarrollaron en los valles de Oaxaca y convirtieron a Monte Albán en su principal centro político y religioso. También se dedicaron a la agricultura, la artesanía y el comercio.
Debido a la llegada de los mixtecas -la cual se unió a otros factores como conflictos sociales y problemas ecológicos- la civilización zapoteca entró en decadencia y se dispersó hacia los años 750 y 1200 de nuestra era.

Horizonte Posclásico

 Esta etapa marca el fin del mundo prehispánico. En ella, las civilizaciones mesoamericanas se transformaron y crearon las últimas grandes culturas: los toltecas, los mexicas y los tarascos.
Uno de los rasgos sobresalientes del Horizonte Posclásico fueron las grandes migraciones, principalmente la de los chichimecas de Aridoamérica, mismas que transformarían de manera definitiva el fértil territorio que ocupaba Mesoamérica.
Las sociedades del Posclásico mantuvieron en sus líneas más generales las características de la etapa anterior (un grupo privilegiado que estaba formado por sacerdotes, jefes militares, funcionarios y comerciantes más poderosos, y un grupo desfavorecido que integraban agricultores, artesanos y esclavos).
En estas civilizaciones, el poder estaba en manos de un gobernante supremo que poseía la máxima autoridad política, judicial, militar y religiosa. Aunque cabe aclarar que los grupos militares predominaron en las sociedades del Posclásico.
La guerra tuvo gran importancia durante esta etapa, a tal grado que los pueblos más poderosos -como los mexicas- sometieron a los más débiles para obligarlos a pagar tributo, el cual se convirtió en una de las fuentes más importantes de riqueza. Incluso, esta actividad llevó al extremo una de las características urbanas que se iniciaba en el horizonte anterior: las ciudades fortificadas.
Por último, durante esta etapa, se inició en Mesoamérica la extracción de metales con el fin de producir algunas obras de joyería y unas cuantas herramientas. En efecto, en aquellos años se trabajaron minas y yacimientos de oro, plata, estaño y plomo, al tiempo que se desarrolló la técnica de la "cera perdida" para moldear los metales.
Durante el Posclásico destacaron cuatro grandes civilizaciones: la mixteca, la tolteca, la mexica y la tarasca.
La cultura mixteca comenzó a conformarse en la sierra poniente de Oaxaca y, luego de enfrentarse contra los zapotecos, constituyeron una serie de señoríos independientes como Teozacoacalco, Coixtlahuaca y Yanhuitlán. Ellos fueron grandes orfebres y sobresalieron en la metalurgia de oro, plata y cobre.
Por su parte, la civilización tolteca floreció entre los años 850 y 1168 de nuestra era; su capital era Tula, una urbe que se localiza en el actual estado de Hidalgo. Los toltecas -una cultura marcada por el predominio de una casta militar- fueron los autores de las primeras crónicas históricas y su influencia llegó a Yucatán, sobre todo a Chichén Itzá. Su decadencia se debe a varias causas: los conflictos religiosos al interior de su sociedad, las prolongadas sequías y la presión de los mexicas, así como la de otros grupos nómadas que hacia el año 1168 arrasaron e incendiaron Tula.
Los mexicas fueron el último grupo náhuatl que penetró al Valle de México, donde fundaron Tenochtitlan y crearon el más vasto imperio de Mesoamérica, mismo que vio su ocaso tras la derrota que sufrieron a manos de los españoles en 1521.
Por último, en la región que hoy ocupan los estados de Michoacán, Nayarit, Colima, Sinaloa y parte de Guerrero y Guanajuato se desarrollaron varias culturas diferentes del resto de los pueblos mesoamericanos. Hacia el año 1250 -gracias a Tariácuri, un caudillo unificador- los tarascos constituyeron un poderoso imperio, rival de los mexicas, cuyas principales ciudades fueron Pátzcuaro, Ihuatzio y Tzintzuntzan. Ellos nunca pudieron ser conquistados por los mexicas y sólo conocerían la subyugación tras la llegada de los españoles.

ACTUALIZA: Libni Guadalupe Crespo Martinez